CONTENIDO :
I. Antífona y Oración ColectaII. Lecturas
III. Oración ofertorio
IV. Prefacio
V. Antífona y Oración después de la Comunión
I. Antífona y Oración Colecta
Antífona
Este es el administrador fiel y prudente a quien el Señor puso al frente de su servidumbre.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
CONCEDENOS, Dios todopoderoso,
que tu Iglesia conserve siempre y lleve a su plenitud
los primeros misterios de la salvación humana
que confiaste a la fiel custodia de san José.
Por nuestro Señor Jesucristo.
II. Lecturas
Primera Lectura
2 Sam 7, 4-5a.12-14a.16.
El Señor Dios le dará el trono de David, su Padre.
Lectura del segundo libro de Samuel.
En aquellos días, vino esta palabra del Señor a Natán:
«Ve y habla a mi siervo David:
“Así dice el Señor: Cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré tu reino.
Será el quien construya una casa a mi nombre y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre.
Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo.
Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre”».
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial
Sal 88.
R. : Su linaje será perpetuo.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.
Sal 88.
R. : Su linaje será perpetuo.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.
«Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R/.
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R/.
Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”.
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R/.
mi Dios, mi Roca salvadora”.
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R/.
Segunda Lectura
Rom 4, 13.16-18.22.
Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.
Rom 4, 13.16-18.22.
Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.
HERMANOS:
No por la ley sino por la justicia de la fe recibieron Abrahán y su descendencia la promesa de que iba a ser heredero el mundo.
Por eso depende de la fe, para que sea según gracia; de este modo, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la que procede de la ley, sino también para la que procede de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros.
Según está escrito: «Te he constituido padre de muchos pueblos»; la promesa está asegurada ante aquel en quien creyó, el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe.
Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza que llegaría a ser padre de muchos pueblos, de acuerdo con lo que se le había dicho:
«Así será tu descendencia».
Por lo cual le fue contado como justificia.
Palabra de Dios.
Aclamación antes del Evangelio
Dichosos los que viven en tu casa, Señor, alabándote siempre.
Evangelio
Mt 1, 16.18-21.24a.
José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
JACOB engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Cuando José se despertó, hizo lo que le habla mandado el ángel del Señor.
Palabra del Señor.
Mt 1, 16.18-21.24a.
José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
JACOB engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Cuando José se despertó, hizo lo que le habla mandado el ángel del Señor.
Palabra del Señor.
Se dice Credo.
EVANGELIO (opción 2)
Lc 2, 41-51a
Tu padre y yo te buscábamos angustiados
Lc 2, 41-51a
Tu padre y yo te buscábamos angustiados
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Palabra del Señor.
III. Oración ofertorio
Te pedimos, Señor,
que, así como san José
se entregó con piadoso afecto a servir a tu Unigénito,
nacido de la Virgen María,
merezcamos, también nosotros, servir a tu altar
con un corazón puro.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
IV. Prefacio
LA MISIÓN DE SAN JOSÉ
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria
en la *** de san José.
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Palabra del Señor.
III. Oración ofertorio
Te pedimos, Señor,
que, así como san José
se entregó con piadoso afecto a servir a tu Unigénito,
nacido de la Virgen María,
merezcamos, también nosotros, servir a tu altar
con un corazón puro.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
IV. Prefacio
LA MISIÓN DE SAN JOSÉ
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria
en la *** de san José.
[*** en la solemnidad de san José, esposo de la BVM: solemnidad
*** en la memoria de san José obrero: en la conmemoración
*** en las misas votivas de san José: al venerar a san José.]
Porque él es el hombre justo
que diste por esposo
a la Virgen Madre de Dios;
el servidor fiel y prudente
que pusiste al frente de tu familia
para que, haciendo las veces de padre,
cuidara a tu Unigénito,
concebido por obra del Espíritu Santo,
Jesucristo, Señor nuestro.
Por él, los ángeles alaban tu gloria,
te adoran las dominaciones y tiemblan las potestades,
los cielos, sus virtudes y los santos serafines
te celebran unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
V. Antífona y Oración después de la Comunión
Antífona
Siervo bueno y fiel: entra en el gozo de tu Señor.
Oración después de la Comunión
Defiende, Señor,
con tu protección continua a tu familia,
alegre por la solemnidad de san José,
y, al saciarla con el alimento de este altar,
conserva con bondad tus dones en ella.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
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CONTENIDO GENERAL. San José, Virginum Custos et Pater
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